Nadar: fotógrafo, aeronauta y un precursor


Autorretrato de Nadar
Creativos, inquietos, a veces solitarios y por lo general poco comprendidos, los precursores abren nuevos caminos y, con el paso del tiempo, terminan convirtiéndose en personajes de gran atractivo. Los hay en la literatura, en la ciencia y en las más diversas disciplinas. Figuras como Leonardo da Vinci, Galileo Galilei o Miguel de Cervantes, por citar sólo algunos nombres muy conocidos, son casi un sinónimo de la palabra precursor.

La definición de ese término según el Diccionario de la RAE ─«Que precede a otra persona o cosa, generalmente anunciándola o haciéndola posible»─ parece aplicarse también a un personaje tal vez no tan famoso como los mencionados pero sí sumamente atractivo: el caricaturista, fotógrafo, escritor y aeronauta Gaspard-Félix Tournachon, más conocido como Nadar.

Retrato de Sarah Bernhardt
Félix Tournachon nació en París, el 6 de abril de 1820. Estudió en el Liceo Condorcet y empezó a trabajar como caricaturista con Honoré Daumier. Adquirió su seudónimo siendo colaborador de periódicos, para los que escribía y dibujaba caricaturas.

Por sugerencia de un amigo compró una cámara fotográfica, que utilizó para tomar los retratos que servirían de base para una serie de caricaturas de grandes personajes de la política y la cultura del momento. A él se deben las primeras fotografías aéreas de la historia (1858), realizadas desde un globo aerostático. También fue el primero en realizar fotografías con luz artificial, consiguiendo captar imágenes de las catacumbas de París (1860).

Nadar elevando la
fotografía a la altura del
arte
. Litografía de Daumier
En 1863 encargó a Eugène Godard la construcción de un enorme globo de 60 metros de altura y una capacidad de 6.000 m³, que llevaría por nombre Le Géant (El gigante). Le Géant resultó gravemente dañado al final de su segundo vuelo, llevando a Nadar a la convicción de que las máquinas más pesadas que el aire tendrían mayor éxito en la navegación aérea. Más tarde se estableció la «Sociedad para el fomento de la navegación aérea por medio de máquinas más pesadas que el aire», con Nadar como presidente y el escritor Jules Verne como censor.

Nadar fue precisamente la inspiración para el personaje de Michel Ardan (cuyo apellido es un anagrama de Nadar) en la novela De la Tierra a la Luna (1865), de Verne. Éste lo describe en su libro de la siguiente forma:

Era éste un hombre de cuarenta y dos años, alto, pero algo cargado de espaldas, como esas cariátides que sostienen balcones en sus hombros. Su cabeza enérgica, verdadera cabeza de león, sacudía de cuando en cuando una cabellera roja que parecía realmente una guedeja. Una cara corta, ancha en las sienes, adornada con unos bigotes erizados como los del gato y mechones de pelos amarillentos que salpicaban sus mejillas, ojos redondos de los que partía una mirada miope y como extraviada, completaban aquella fisonomía eminentemente felina.¹

A lo largo de su vida, Nadar realizó una gran cantidad de retratos fotográficos, entre ellos los de Charles Baudelaire, Hector Berlioz, Sarah Bernhardt, Gustave Courbet, Gustave Doré, Victor Hugo, Franz Liszt, Édouard Manet, Guy de Maupassant, Élisée Reclus, George Sand, Jules Verne y Jacques Offenbach.

Murió en 1910, a los 89 años de edad. Su obra fotográfica constituye uno de los testimonios más preciados de la segunda mitad del siglo XIX.

Autorretrato giratorio. Animación
creada a partir de una serie de
autorretratos de Nadar

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¹Verne, Julio. De la Tierra a la Luna. Buenos Aires: Planeta DeAgostini Argentina, 2005

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