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Mostrando las entradas de julio, 2016

Bibliotecas imaginarias (segunda parte)

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Continúo en esta entrada con la selección de bibliotecas tomadas de la literatura, bibliotecas más o menos imaginarias. Los siguientes fragmentos ─ilustrados algunos de ellos con bibliotecas verdaderas─ corresponden a escritores más cercanos a la época actual. Los libros que desaparecían en el espacio   Había muchos libros en la casa; siempre fue un enigma para mí cómo llegamos a tener tantos. Estaba habituado a su aspecto en los estantes —estuvieron allí antes de que yo abriese los ojos—, su forma, tamaño, color y hasta sus títulos; eso era cuanto sabía acerca de ellos. Una Historia Natural general y dos obritas de James Rennie sobre las facultades y costumbres de los pájaros, fue toda la literatura adecuada a mis necesidades de la colección entera de trescientos o cuatrocientos volúmenes. Por lo demás, había leído unos cuantos libros de cuentos y novelas; pero novelas no teníamos: cuando llegaba alguna a casa se la leía y prestaba a nuestro vecino, a una distancia de

Bibliotecas imaginarias (primera parte)

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En el artículo anterior mencionaba algunos proyectos relacionados con la escritura de biografías. Otro proyecto, en el que estuve inmerso hace varios años ─o algo más que un proyecto, si se tiene en cuenta que lo único que faltó para que viera la luz fue publicarlo─, consistía en una antología de textos literarios sobre bibliotecas. El manuscrito que había preparado contenía 64 fragmentos de obras de distintos autores, de diversas épocas y latitudes, y un detallado prólogo que ahora, al volverlo a leer, me ha gustado casi tanto como cuando lo escribí. «Las bibliotecas ─comenzaba el prólogo─ parecen haber estado siempre presentes en la literatura. [...] En algunos casos su aparición es ocasional o secundaria; en otros, cumplen un papel sobresaliente, constituyéndose en el tema del relato o en su protagonista. »Fue precisamente al reparar en este hecho cuando tuve la idea de formar esta antología, basada exclusivamente en las obras literarias de mi biblioteca personal [...]

Para un diccionario de personajes extraños

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En diversas ocasiones he pensado en la posibilidad de redactar distintos conjuntos de biografías. He pensado, por ejemplo, en un diccionario de escritores argentinos, en un diccionario universal de genios y, también, en un diccionario de personajes extraños. Aunque estas ideas no han pasado de ser proyectos, creo que no por eso dejan de ser proyectos interesantes. Al hablar de personajes extraños me refiero a personajes históricos excéntricos o singulares, o al menos a personas cuya vida fue más o menos extraña. Sin duda, ciertas personalidades muy conocidas podrían entrar perfectamente en esta categoría, pero tal vez no nos parecen tan extrañas por el mismo hecho de ser famosas. Su extrañeza termina pareciéndonos más o menos natural. Entre ellas, pienso, podría colocarse a Leonardo da Vinci o a Juana de Arco. En los párrafos siguientes incluyo algunos datos sobre tres personajes poco conocidos ─a excepción quizá de Diógenes─ que a mi modo de ver no podrían faltar en un dicc